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LIBROS

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"RETORNO"

"Este 1° libro surgio en la busqueda de  simplificar  mis dibujos. Caí en la escritura para luego volver a las lineas y hacerlas una sola. "

 

Tapa blanda   17 x 19 cm

31 Paginas -7 Dibujos.

1° Edicion, Octubre 1991

Editorial FAU - UNT

Imprenta FAU

Universidad Nacional de Tucuman.

 

"LOS ECOS PERDIDOS"

Una suerte de diario personal que guarda inalterable fidelidada a sus origenes. 

Tapa blanda 21 x 23 cm

28 Paginas - 22 dibujos

 

1° Edicion, Junio 2000

500 Ejemplares

Imprenta Grafica Noroeste

Editorial Universitaria de Tucuman . 

 

"VOCES Y LUNA"

(Los Fantasma de la 24)

"Recuerdos de la casa ......."

Tapa blanda 23 x 28 cm

18 Paginas - 13 Dibujos

 

1° Edicion, 2010

Edición: El Autor

Impreso en Ennio Ayosa Impresores

 

"TEMPORALIDADES"

Tapa dura  30 x 21 cm

48 Paginas - 7 dibujos

 

1° Edicion, 2008

Impreso en ediciones Magna

500 ejemplares

Editorial: Universidad del Norte Santo Tomas de Aquino. (UNSTA)

.   

"LINEAS SUELTAS"

(Reflexiones sin ataduras)

Meditacion sobre el propio quehacer y el sentido del arte utilizando la forma poetica como vehiculo expresivo.

Tapa Blanda 21 x 23 cm.

26 Paginas - 12 Dibujos

Cuaderno Thema 1 - Serie Arte.

1° Edicion , Agosto 1989

Publicacion: Fundacion Ibatin

Editorial FAU - UNT

Impresion: FAU

Tucuman, Argentina.   

 

"1986"

Los patios (Autobiografismos)

Ejemplar unico.

Tucuman, Argentina.   

 

"LUGAR DE PASO"

"En celebracion de mis 70 años y muchos recuerdos"

Tapa dura 22 x 32 cm

63 Paginas - 26 Dibujos

Ejemplar unico.

23 de Julio 2.000

Tucuman, Argentina.   

 

"EL SUPLICIO DE UNA HECHICERA"

Maqueta e ilustraciones sobre textos del libro “Tucumán Antiguo” Justicia criminal en Tucumán del s. XVII (1916) del Dr. Julio López Mañán.

 

Carpeta  d hojas volantes  50 x 36 cm

 26 Paginas -10 Tintas

Editorial Massuh SAIC

Impreso en talleres Enio F. Ayosa

500 ejemplares numerados

1970

 

"ALMANAQUE SACET 1967"

A pedido de Ceramica Tucumana SACET saic

Para distribución entre clientes y amigos.

Lamindas abrochadas 32 x 40 cm

13 Paginas – 7 Dibujos

ARTICULOS

ARTICULOS

EL CAMPO

 SUS DUEÑOS Y VISITANTES

Prisionero.de su propia obra, bloqueado por el confort, apenas posee un lugar de soledad en la multitud, agobiado, comenzó a añorar la naturaleza perdida, atracción ancestral que lo ligaba a lo desconocido

 

1- En el principio, la ciudad de los hombres se fundia insensiblemente en la naturealeza y el paisaje era referencia permanente de tiempo y distancia. Descubriendo nuevas sensaciones al ritmo de sus pasos, el hombre aprendia de si.

Despues, empujada por el crecimiento urbano, una frontera cada vez más lejana lo separo de aquel que fuera su territorio primero: el Campo.

 

2- Naturaleza en soledad, equilibrio perfecto que no sintió todavía la presencia del depredador, es el Campo la huella de Dios que permanece. El hombre hecho en él sus raices y de el se nutria Cuidandolo, protegia su vida…. Reconociéndose en el Campo, el hom bre fue su Dueño.

 

3-Pero llegaron otros, los Visitantes, desaprensivos habitantes del desarraigo, cuyo destino de inminentes ausencias no esta fijado al Campo, regresados a los origenes sus espiritus se extranan. La naturaleza, cuanto más agresta, tanto más los enfrenta a su propia inseguridad, la esconderán aferrados al confort que trasladan al Campo para hacer -tambien de él- un producto de consumo masivo: sin pensar en futuros,desquician la armonia en procura de satisfacer sus conveniencias circunstanciales.

 

4- Asi, la naturaleza que tendiera sus Campos ante el hombre ofreciendo convivencia, recibió una respuesta cruel; los Visitantes, abusadores sin limite, rompen el silencio, arrancan los frutos de la tierra, cazan, pescan...

Haciendo del ocio depredación, llevaron la enfermedad y la muerte al paisaje.

 

5- En su omnipotencia, todo Visitante supone haber sometido a la naturaleza, introduciendo un nuevo equilibrio: diques terraplenes, urbanizaciones y caminos. desmontes, “para ganar tierras”… no son otra cosa que debiles frenos: la naturaleza contenida y deformada tarde o temprano estalla en la cara de los depredadores.

La catástrofe es la venganza de la naturaleza violada.

 

6- Aquel que dejara de ser Dueño para transformarse en Visitante, nunca podrá volver al Campo perdido, que ya no lo reconoce. Su vida de individuo amontonado en soledades tendrá un final que la expresará cabalmente: aislado en un monumento de indiferenciada memoria, o devuelto a la tierra en un "parque de paz", tardío regreso en algún paisaje ajeno, unificador de olvidos.

 

7- Sombras ya muy lejanas en el tiempo, los verdaderos Dueños del Campo aprendieron a convivir con la naturaleza de su región; desde sus sensaciones más primarias fueron Dueños de totalidades; amaron las sombras que les brindaban los árboles, el verde junto a las aguas, la protección y el misterio de sus bosques y montañas... Se hicieron Dueños del Campo des de las profundidades del espiritu, donde la muerte sigue siendo vida.

 

El Dueño de la tierra, sepultado en postura fetal en un vientre de barro, está en su madre durmiendo siglos. Aunque apenas queda de él un recuerdo olvidado, su sueño podría estallar en la conciencia de algún Vi visitante. Y de otro...y otro.

 

¿Será mucho soñar?

EL HOMBRE Y SU LUGAR

“El tiempo y el espacio disponible son, para cada uno, la medida de su libertad”.

Porque todo lugar conocido o intuido se ata a una sensación; encontrarse con el propio paisaje es descubrir el lugar que cada uno lleva en si,  es poder reconocerse en cada recuerdo y, desde él, encontrar la libertad.

 

Limite autoimpuesto, medida del respeto a los demas, sin libertad no hay creación, porque  en libertad se sigue a las ideas, no a los hombres.

 

"Mi libertad es agraviada cuando se ignora mi derecho a opinar  disponiendo de mi tiempo, invadiendo mi espacio”

 

El espacio es una noción subjetiva; dimensión que nos identifique con el espíritu, nos liga a lo infinito, a la trascendencia…

 

El tiempo es una dimensión que nace de nuestra noción del cuerpo, de la sensación de lo perecedero, de la enfermedad, del limite.

 

El espacio es nuestra comunicación, alli, en el gesto y la palabra realizados en un tiempo, descubrimos la forma y la determinamos con la línea, limite entre el espacio interior y el exterior, entre la vivencia y el paisaje... demarcación del propio territorio.

 

Viviendo el tiempo desde su espacio personal, el hombre encuentra su identidad suma del espacio interior y el exterior es el lugar del hombre.

 

Es la función del arte en contra los espacios comunes creados desde las sensaciones comunes.

 

El hombre crea su habitat desde sus deseos y sus miedos; con la palabra y el gesto crea su espacio, con la linea lo delimita para establecer su territorio; alli conoce el paisaje que hará suyo en permanencia, de donde nace la tradición, la adhesión a los orígenes…

 

La tradición es la posibilidad de prolongar el tiempo más allá de la muerte, vencida;

porque somos la intuición y el deseo de nuestros antepasados desde el presente debemos intuir y desear nuestra continuidad futura a través del tiempo.

 

El invasor es un ser sin memoria, flotando sin rumbo en un paisaje sin perspectiva.

Sin la existencia de antepasados en el territorio invadido, éste se transforma en lugar sin tiempo.

 

El invasor tiene, entonces, apenas su propio tiempo.su inevitable mortalidad.

Solo le queda la posibilidad del paisaje interior, universo mágico de vivencias elegidas; arrastra asi su lejana tradición, ese bien irrenunciable de los pueblos, donde arte y vida se confunden en armonias.

 

En su afán por superar sus miedos y satisfacer sus deseos, alimentados por el cuerpo y el espíritu, el hombre pretende manejar (y controlar) al espacio y al tiempo; crea y hace crecer su refugio: la ciudad.

La ciudad existe desde el hombre que cada uno es; reflejo de la comunidad, es la mejor demostración de la capacidad de creación colectiva, en procura de un ideal de belleza comun.

 

En la ciudad sin arte - también en el arte sin ciudad - hay un gran ausente: el hombre con sus mejores valores; el paisaje, olvidado, se deteriora hasta desaparecer mientras la ciudad pierde sus espacios naturales.

 

La ciudad es la gran elección del hombre: belleza e identidad, o fealdad y olvido de sí.

LA MUERTE DE LOS VALLES

"El paisaje es el templo donde se instala la memoria viva del pasado, alimentando la continuidad histórica que genera la identidad de los pueblos"

Insensiblemente, por Tafi del Valle y El Mollar entró la muerte en los Valles Calchaquies; nadie quiere verla, mientras avanza a pasos agigantados en un (al parecer) irreversible proceso de deterioro ecológico, cuyos sintomas se silencian en criminal complicidad.

La depredación del medio natural, arqueológico e histórico precipita hacia una catástrofe ecológica en la que todos son, alternativamente, testigos y protagonistas. Exhibiendo toda su capacidad de barbarie, el "hombre civilizado", arrancando la tierra, se arranca de ella fundando el desierto, el lugar don de se repetirá la eterna pérdida del Paraiso: la buena tierra asesinada en un paisaje, junto a la cultura que la supo alimentar.

 

Las generaciones suicidas, alternando el equilibrio de su naturaleza, renuncian al futuro sin saberlo; por la ignorancia, la ceguera y la ambición se puede pasar de la belleza a la fealdad, de la vida a la muerte...

 

SI: los valles están enfermos de la muerte que les llevó el hombre; se olvidan y destruyen valores, desplazados por los intereses del loteo miserable y la agricultura irracional. Entre la belleza que todavía subsiste, secas y rojizas cicatrices de erosión preanuncian el desierto, desde donde gritará su acusadora ausencia el futuro...

 

Con sus fértiles entradas cruelmente removidas, la Pachamama deja ir en el viento su alma de tierra y semilla; la hirieron para exigirle frutos violando su belleza que, sin pudor, muestra rota.

 

En lo que fueran los sagrados recintos donde la naturaleza se hizo cultura, irrumpieron modos, formas y sonidos ajenos, transformando costumbres rituales en "ferias del importado", contaminando la riqueza de la artesanal intuitiva con la estética de lo masivo; inapreciables testimonios arqueológicos son removidos para hacer lugar a la papa semilla; en un absurdo parque creado por la torpeza, los menhires desfilan ordenados militarmente..Nadie parece darse cuenta de que la estancia jesuitica de La Banda se muere de a poco: quebradas ya sus cumbreras, se hundirá sobre si misma y sus tejas y adobes, devueltos a la tierra, se fundirán en ella, polvo en el polvo. Mientras tanto, en las suaves ondulaciones del valle se encaraman, amontonadas mezquinamente, desatinados diseños de viviendas llegados desde otras geografias.

 

Olvidadas entre los cerros, la ejemplar sencillez de las ruinas de Quilmes enseña hasta que punto pudo el hombre integrarse a su lugar, a la naturaleza que amaba, a la tierra de sus padres que seria la de sus hijos. Y la de los hijos de sus hijos.

 

Ante la desidia y la culpa, el paisaje se ausenta; los destructores cuentran sus cómplices en la ignorancia, en la permisividad irresponsable ,en la complacencia silenciosa.

Hecho arena, el Valle Calchaqui se nos escapa entre los dedos.

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